Videojuegos

El juego es fascinante y entretenido. Sin embargo, jugar a videojuegos todos los días y durante horas también puede ser peligroso. El 66% de los jóvenes de la Suiza alemana de entre 12 y 19 años juegan a videojuegos. Al menos el 5% de los jugadores tienen un consumo problemático, y al menos el 1% adictivo. Los niños se ven claramente más afectados que las niñas. Los adolescentes también parecen correr más riesgo que los adultos. Los juegos más comunes son los shooters en primera persona, las aventuras de acción y los juegos deportivos.

Los síntomas típicos de una adicción a los juegos son peores notas escolares, cambio de prioridades (las aficiones y los amigos dejan de ser tan importantes de repente), cambios de humor y de comportamiento.

El uso excesivo de videojuegos debe entenderse en primer lugar como un síntoma. Las personas, especialmente los adolescentes, que tienen dificultades en el trabajo, en la escuela, en la familia o entre amigos, se refugian en el mundo paralelo en el que pueden regular mejor sus tensiones y emociones. Al mismo tiempo, sin embargo, el juego intensivo también puede impedir que los afectados se enfrenten a sus propios problemas y sigan desarrollándose como consecuencia de ello.

El juego excesivo estimula regiones del cerebro similares al consumo de sustancias adictivas: los sistemas de dopamina y serotonina. Normalmente, el jugador es recompensado a intervalos cortos mediante éxitos, puntos u objetos. Esto significa que las hormonas de la felicidad se liberan en el cerebro cada pocos segundos, dando al jugador una buena sensación y animándole a seguir jugando. Acostumbrarse a esta liberación constante de hormonas de la felicidad puede, en casos extremos, acabar en una adicción al juego.

Si a usted también le gustaría cuestionarse críticamente su comportamiento en el juego o está preocupado por su hijo adolescente en casa, que prefiere pasar su tiempo libre delante de la consola, estaremos encantados de estar a su lado.